lunes, 19 de octubre de 2009

Las puestas de sol en otoño

En los meses de septiembre y octubre es frecuente ver maravillosas puestas de sol, llenas de oportunidades para obtener magníficas fotografías. Toda vez que su espectacularidad depende casi por entero de la iluminación y del color del cielo, es hacia éste hacia donde debe dirigirse el fotómetro (ya sea externo o el de la propia cámara) al medir la exposición.
Sin embargo, no debe dirigirse directamente a los rayos de sol.

  • También es posible hacer aparecer el sol en la imagen, siempre y cuando su brillo quede ligeramente amortiguado por las nubes o no sea demasiado intenso.
  • Como la exposición se habrá calculado basándose en el cielo, los edificios, árboles, etc., así como el primer término, quedarán reducidos a siluetas.

  • Conviene no olvidar jamás que el más hermoso de los crepúsculos puede no ser tan bueno si la línea de los edificios, árboles, etc., resulta desagradable en contraste con el cielo.No siempre es fácil evitarlo.


  • Si la citada línea es lisa e ininterrumpida, tenderá a producir una sensación de monotonía, por lo que es mejor contar con algún objeto (por ejemplo, un árbol solitario, un campanario o una casa de campo) que rompa esta monotonía con su silueta. Sea cual fuere el que usted escoja, procure que sea sencillo y sin pretensiones.

  • El efecto queda realzado si encontramos un ángulo visual que en primer término incluya una extensión de agua en la que se refleje una porción considerable de cielo.

  • Arrojando una piedra en un lugar bien escogido, se formarán ondas en la superficie del agua, ondas que impedirán que el cielo se refleje como en un espejo y que, por consiguiente, la atención del espectador se vea dividida.

  • Es necesario evitar los horizontes situados en mitad de la imagen, a la que dividen en dos partes iguales. Procure que el cielo ocupe por lo menos dos tercios del paisaje.
  • El resplandor que aparece cuando el sol se ha hundido por debajo de la línea del horizonte resulta, a veces, más llamativo que la puesta de sol propiamente dicha. En tales casos, los tiempos de exposición deben ser más largos y, por lo tanto, conviene emplear un trípode.

  • Esté atento a los espectaculares efectos de luz que aparezcan en los edificios y objetos situados directamente enfrente, pues, si es lo bastante rápido para captarlos, los resultados serán estupendos.

  • Siempre que fotografíe puestas de sol, valdrá la pena que haga unas cuantas exposiciones de más, aumentando y disminuyendo en un número el diafragma. De este modo aumentarán sus probabilidades de captar correctamente la luminosidad y la saturación del color.