La dirección de la luz
Las diversas clase de iluminación ejercen una gran influencia en el resultado final de una fotografía. El ángulo o dirección de la luz no es menos importante.
Cuando el sol cae directamente en vertical (o casi en vertical), produce sombras cortas y descendentes, cuyas cualidades fotográficas son escasas.
Las personas fotografiadas en semejantes condiciones aparecen con los ojos sumidos en oscuras sobras, y con más sombras debajo de la nariz y del mentón. Ni que decir que el efectos es desagradable y la expresión del modelo suele ser dura y con los ojos entreabiertos. Este tipo de iluminación es el predominante entre las once de la mañana y las tres de la tarde durante los meses de verano, y lo mejor es evitarlo. Fotografíe en la sombra.
La luz solar que caiga directamente enfrente del tema o sujeto a fotografiar, (Es decir la iluminación frontal, con el sol situado en un punto justo detrás de la cámara) proyecta sombras detrás del modelo, produciendo un efecto plano, es decir, desprovisto de profundidad y de relieve. Además, es probable que en la foto se vea ala sombra del fotógrafo. La iluminación frontal suele ser de utilidad para atenuar los contrastes.
La iluminación en un ángulo de 45º con respecto al modelo es muy eficaz. Existe un medio muy sencillo para comprobar este ángulo cuando se hacen retratos de rostro entero: se coloca a la persona de modo que la sombra de la nariz caiga en sentido oblicuo hacia una de las comisuras de los labios. Este tipo de iluminación es también apropiado para temas o motivos más generales.
La iluminación lateral (El sol brilla desde un punto situado a un lado del modelo) no tiene rival cuando se trata de captar con todo detalle la textura de las paredes revocadas, piedra, superficies de madera vieja y cosas parecidas, o para producir interesantes (y terroríficas) sombras cuando cae en ángulo bajo.
Por desgracia cuando se trata de retratos, la iluminación lateral divide las caras en dos partes: una sumamente iluminada y la otra inmersa en sombras profundas. Así pues es necesario emplear una superficie reflectora para aclarar el lado en sombra, superficie que puede ser una sábana blanca o incluso un simple papel o periódico, si se coloca lo bastante cerca del modelo. El problema estriba en hacer que la superficie no aparezca en la foto.
No piense en utilizar un espejo, ya que su gran capacidad para reflejar la luz producirá un efecto de luz poco natural.
De modo semejante, la iluminación lateral divide en dos zonas las escenas callejeras, en las que origina partes exageradamente oscuras en un lado y, probablemente, zonas demasiado iluminadas en el otro. La gama de contrastes de nuestra cámara se verá forzada al máximo y probablemente en algunas partes desaparezca el detalle para que otras puedan salir correctamente iluminadas.
Los grandes espacios abiertos y las vistas que se contemplan desde las grandes alturas suelen salir beneficiados cuando se tomas fotografías con iluminación lateral, especialmente si (al amanecer o en el ocaso) hay largas sombras proyectadas.
NO deje escapar la oportunidad de fotografiar un tema a contraluz (es decir cuando los rayos del sol provienen de un punto situado detrás del modelo). Por su efecto y por los resultados que se obtienen esta iluminación es, complicada, pero insuperable. Los objetos sólidos aparecen rodeados por una aureola de luz que los hace destacar sobre el fondo, de forma que éste suele quedar en sombra, mientras que los temas traslúcidos -hojas, flores, etc...- adquieren una cualidad luminosa sumamente atractiva.
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