Tipos de iluminación natural
Normalmente se considera que la iluminación ideal para fotografiar escenas y, especialmente, retratos al aire libre es la luz solar difusa, es decir, la que predomina cuando el sol queda levemente velado por una nube blanca y tenue.
Entonces se logran sombras muy adecuadas para los retratos sin que, al mismo tiempo, se produzcan contrastes o discordancias.
Las rachas luminosas de sol que a menudo siguen a los aguaceros pueden crear problemas, especialmente si el tema es ya de por sí muy rico en contrastes. Pero por extraño que parezca, esta clase de iluminación es la mejor para captar panorámicas a larga distancia, ya que el aire se halla libre de las partículas en suspensión que produce la atmósfera.
Hay que tener cuidado también al fotografiar temas situados en la sombra, al aire libre, ya que en tales circunstancias, sin un filtro corrector ultravioleta, o con una corrección del balance de blancos, las fotos saldrán con una dominante azulada y por tanto con una luz fría.
Con el mismo filtro o con el mismo balance de blancos (día Nublado) pueden tomarse buenas fotos en días sin sol.
La ausencia de sombras proyectadas no presupondrá forzosamente la monotonía, especialmente si el tema presenta contrastes de color. Si se escogen con cuidado los lugares al aire libre en dónde se van a tomar las fotos, la luz suave puede constituir una ayuda sutil al fotografiar a personas.
La niebla y la neblina permiten obtener estudios que resultan atractivamente diferentes y que se combinan muy bien con otras fotografías obtenidas en días soleados.
La lluvia resulta muy fotogénica cuando se produce en un día que además es luminoso. Depende mucho de su habilidad para saber ver qué posibilidades ofrece un tema determinado.