viernes, 21 de agosto de 2009

La cámara

Leonardo Da Vinci, estaba en una ocasión, sentado en su habitación con las persianas bajadas, debido al intenso calor. En la persiana había un pequeño agujero, y observó en la pared contraria los objetos que estaban en la calle, pero de forma invertida. A través de este agujero entraban los rayos del sol, que proyectaban en la pared opuesta una imagen del mundo exterior dentro de su habitación. Esta fue la primera cámara fotográfica que se dio en llamar "cuarto oscuro" y que hoy día se sigue llamando así.

Pero tenemos un problema: esta cámara tiene un formato demasiado grande, y no podemos llevarla y traerla a donde queramos.

Todas las cámaras actuales, por mucha tecnología que tengan incorporada, basan su funcionamiento en la cámara de Leonardo Da Vinci.

Y todas ellas, por muy diferente que sea su formato, tienen algo en común: el ojo (objetivo). Sin él, la cámara también podría "ver", pero no con tanta nitidez. Este objetivo consta de una lente o varias de forma convexa que consigue proyectar los rayos de luz que lo atraviesan en un punto llamado "foco".

Debido a un mecanismo más o menos automático de las cámaras fotográficas, podemos alejar o acercar el objetivo para obtener un foco "nítido".

Así se aparta de su trayectoria -se refracta- un rayo de luz al atravesar un prisma de cristal.

A la distancia entre el objetivo y el foco le llamaremos a partir de ahora "distancia focal".

Si los rayos llegan desde el infinito, por ejemplo del sol, se concentran en el foco.

La distancia entre la lente y el foco es la distancia focal.

Si ahora en el lugar del foco ponemos un trozo de película (normalmente de celuloide) fotosensible, o el sensor de la cámara digital, y dejamos que la imagen se proyecte en ella el "tiempo justo", conseguiremos impresionar en la película, o en el sensor, la imagen exterior de la cámara. A ese tiempo le llamaremos "tiempo de exposición".

Podemos "graduar" la cantidad de luz que entra en nuestra cámara con otro dispositivo adosado al objetivo que se abre manual o automáticamente como el iris de nuestro ojo. A este dispositivo le llamaremos "diafragma".

Estos son los 3 elementos que conjugaremos para hacer nuestras fotos.

  • El enfoque (distancia focal).
  • El diafragma (abertura de luz)
  • El obturador (velocidad de disparo).
Conjugando conscientemente estos tres elementos, podremos fotografiar el mundo.


La cámara trabaja de manera parecida al ojo humano