sábado, 24 de octubre de 2009

Qué fotografiar en invierno. 1

Numerosos son los entusiastas del color que todavía consideran que el invierno es una estación «muerta» por lo que se refiere a fotografiar al aire libre (con las excepciones naturales de los paisajes nevados y alguna que otra foto familiar). Es una pena, porque, en realidad, existen muchas y excelentes oportunidades para el fotógrafo..., si éste goza de una mente receptiva.
  • Lógicamente, es más difícil encontrar temas en invierno.
  • La luz invernal, más fría y difusa, atenúa el efecto del color.

  • Con demasiada frecuencia vemos solamente grises apagados y lúgubres paisajes, debido principalmente a una disminución de la flexibilidad de nuestra vista.
  • Casi cualquiera es capaz de fotografiar con éxito las escenas «ya hechas» que tanto abundan en otras estaciones. La verdadera prueba de la valía de un fotógrafo se presenta con el monótono invierno.
  • Una de las posibilidades la ofrecen los árboles desnudos recortándose contra el cielo. A decir verdad, la belleza de sus formas sólo se hace visible cuando han perdido las hojas. Los olmos, robles, sicomoros, chopos y otros árboles se prestan a esta forma de captarlos.

  • Los árboles altos a menudo ganan en efecto si se fotografían inclinando marcadamente la cámara hacia atrás y haciendo que el árbol cruce la foto en diagonal, empleando un punto visual intermedio o corto.
  • Los objetivos suplementarios o de distancia focal larga resultan útiles para captar, en todo su delicado detalle, las cosas pequeñas como los amentos del avellano, las bayas y las hojas sorprendentemente vívidas que se aferran tozudamente a los zarzales.
  • Puede que el movimiento provocado por las brisas obliguen a utilizar exposiciones de 1/125 de segundo o más, con lo que se producirán problemas, en la profundidad de campo, a causa del aumento de la abertura que ello implica. De ahí se deduce que puede ser necesario usar en invierno sensibilidades más altas.