Los pioneros de la Fotografía en Bilbao
El Museo de Bellas Artes de Bilbao recibe un segundo depósito de la colección Ordóñez-Falcón con 47 fotos de los pioneros que establecieron las reglas de este arte
La muestra consta de 47 fotografías fechadas entre 1852 y 1913, procedentes de la colección Ordóñez-Falcón y depositadas en el centro artístico para los cinco próximos años. Los artífices de estos fondos, Enrique Ordóñez e Isabel Falcón, que atesoran 1.500 fotos históricas y contemporáneas de calidad museística, también hicieron otro depósito -de 61 instantáneas- en el museo en 2007.
Según el director de la pinacoteca, Javier Viar, que estuvo al lado del propio Ordóñez y del alcalde de Bilbao y presidente de la institución, Iñaki Azkuna, la exposición cubre la época en que «la fotografía empieza a tomar conciencia de sus posibilidades técnicas y artísticas».
Talento extranjero
Pero no sólo eso. Porque los fotógrafos también comenzaron a ver las ventajas económicas del oficio en unos años en los que, por fin, un número creciente de personas podía pagarse un retrato suyo o de su familia, lo que rompió el privilegio que tenían los ricos y burgueses en el periodo precedente de la pintura.

El asentamiento de fotógrafos ex tranjeros en suelo español fue una constante de la segunda mitad del si glo XIX.
El galés Charles Clifford llegó en 1850, hizo primeros planos de los tejados de la catedral de Salamanca y medios de su fachada para experimentar con las distancias. También se estableció en Madrid, fue el fotógrafo oficial de la reina Isabel II, a la que acompañaba en sus viajes oficiales, y abrió estudios en calle Montera de Madrid, en la Puerta del Sol y en la Carrera de los Jerónimos.

Entre todos los profesionales fueron definiendo las reglas y los géneros, el paisaje sobre todo urbano, la foto artística, centrada en los primeros planos de plantas y flores, la insinuación erótica, los bodegones que arrinconaron el realismo en pintura, porque después de la fotografía ya no tenía sentido pintar las cosas como eran, sino tal y como las veían los artistas.
Unas pocas fotografías entran ya en la intimidad de los retratados, como también hicieron los pintores realistas de la época, aunque a través de este medio, reproducible hasta el infinito. En estas imágenes, algunos espectadores intuirán un lejano rastro de la actualidad.
La colección Ordóñez-Falcón, presente también en otros centros artísticos, se asienta así en el museo, una oportunidad muy apetitosa para conocer los fundamentos históricos de la fotografía.
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